Autora: Dra. Cecilia Alvarez (2016)
Ansiedad
Sentimos ansiedad en diversas situaciones, entre ellas: actividades sociales, evaluaciones, cuando hablamos en público, viajes en avión, tratamientos médicos o dentales, ante inyecciones, sangre, animales, aglomeraciones, espacios cerrados, aguas profundas, etc. También es posible presentar ansiedad ante situaciones desconocidas, experiencias que percibo amenazantes o peligrosas, así como en eventos cotidianos (trabajar, estudiar, al intentar dormir, etc).
Cuando tenemos ansiedad experimentamos:
-
Pérdida del control
-
Inquietud
-
Sensación interna de incomodidad, miedo e incluso pánico o desesperación.
-
Síntomas físicos como: sudoración, aumento del ritmo cardíaco, problemas digestivos, entre otros.
Usualmente buscamos eliminar lo que estamos sintiendo, sin lograrlo.
En realidad la difícil vivencia que estamos atravesando es sólo la punta del iceberg, bajo la cual existen aspectos mucho más profundos que necesitan nuestra atención; a fin de superar realmente lo que estamos pasando.
Eliminar los síntomas de la ansiedad está muy lejos de solucionar la raíz de nuestra dificultad.
El primer paso para sentirme mejor es comenzar a conectarme conmigo mismo(a), dar espacio a lo que siento y abrirme a escuchar lo que el malestar en mi interior está tratando de decirme.
En realidad, la difícil situación que atravieso, está buscando que yo haga consciente cosas que necesito cambiar, replantear o manejar de otra manera. Esto es lo que va a generar el cambio que tanto anhelo.
La base para que esto suceda es construir una relación conmigo mismo(a) de respeto, escucha, aceptación y valoración.
Vale la pena que me dé un espacio terapéutico para superar lo que estoy viviendo. Esto me permitirá aprender, crecer como persona y mejorar mi calidad de vida.
Una vez que la dificultad esté superada miraré hacia atrás y me agradeceré por todo lo aprendido a partir de ella.
El cambio que busco existe y es momento de integrarlo en mi vida.